encuentros de razas y destinos
Encuentro de razas y destinos
Los antiguos habitantes de estos territorios eran los señores de la luna: los Quillacingas, vecinos de los Pastos, herederos de influencias legendarias y habilidosos guerreros que lograron detener la expansión imperial de los Incas, los poderosos hijos del sol. De los Quillacingas debió quedar la sensibilidad, la paciencia, la capacidad para tallar maderas y redes-cubrir las formas de las piedras y del barro y, seguramente, quedaron los vestigios de rituales y celebraciones impregnadas del espíritu andino y de la vivacidad de los colores y los ritmos.
La presencia española se afincó con fuerza e implantó tradiciones en lo religioso, en lo artístico, en lo idiomático. Algunos investigadores plantean que los autos sacramentales, la iconografía católica, las escenas pastorales, los carros alegóricos y las procesiones majestuosas aportaron los materiales necesarios para que más adelante el ritual sacro encontrara variantes hacia el juego profano, donde se destacan las carrozas y su estética barroca e ingeniosa.
Así mismo, la simbología de los esclavos africanos se incorporó como costumbre que bajó desde el Gran Cauca y aportó cierto grado de libertad a las tradiciones carnavalescas. En el juego de la pintica blancos y negros se vuelven iguales y se borran las antiguas diferencias. Se da el contacto directo, el toque sensual, el desdoblamiento. Una destacada historiadora pastusa, conocida con el seudónimo de Anacaona, escribió que se trata de un "juego-tatuaje, juego-caricia que busca la identidad colectiva al ocultar por un día la identidad individual". Algo así como la afirmación del yo y la disolución del ego en el acontecimiento del todo festivo.
Parece que las celebraciones de negros se iniciaron desde finales del Siglo XIX y que el primer carnaval se efectuó en 1927, precedido por mascaradas, desfiles de vecinos y jolgorios estudiantiles que venían celebrándose desde años anteriores. El carnaval fue el espacio que inventaron los pastusos para transgredir el olvido y condensar la fuerza del juego y de la fiesta a través de una tradición donde se destacan los torrentes de la memoria mestiza. Con razón, la misma Anacaona afirma que en el rito carnavalesco se ocasiona el "abrazo único de la sangre, la memoria y el tiempo".
Es enorme la sabiduría pastusa y profunda la sensación de vértigo en el festejo: porque es encuentro con las fuentes de identidad y con la capacidad de fabular, de soñar y de sentir sin involucrar las fuerzas destructivas que caracterizan el pulso arrebatado de la historia nacional. Uno de los rasgos distintivos del carnaval de Pasto es que disminuye la violencia e intensifica los niveles de comunicación, desvaneciendo las diferencias raciales, sociales y políticas; conjugando la emoción de los sentidos con la exaltación de la imaginaría popular. Estamos hablando de un carnaval que no produce cifras fatales y que logra incrementar los índices de alegría y tolerancia, entre propios y foráneos.
1 comentarios:
SUPER CREATIVO
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